Parte 3

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Muy bien Oz...tu ganas...aquí tienes tu publicación...no vuelvas a llamar a esos malditos girasoles gangsters...



Sumamente entristecida porque ya no contaba con una aventura en la que aparecieran leñadores de metal o espantapájaros descerebrados, comencé a caminar, cabizbaja, arrastrando mi paraguas. Me encontraba sola, perdida en tierras que me eran extrañas, tenía mi dedo meñique del pie adolorido por esos malditos gansos y encima había desperdiciado mi último durazno al lanzárselo a esa niña. Una lágrima comenzaba a caer por mi mejilla, estaba justo por llegar al mentón cuando oí que alguien gritaba “¡Gengibreeeee!”. Esperando encontrar una mano amiga me di vuelta, abriendo apresurada y alegremente mi paraguas. ¿Qué era esa extraña nube de polvo que se acercaba velozmente en mi dirección aullando mi nombre? ¡Erizo! Frenó abruptamente y fue a parar directamente a un abedul en el cual se ensartaron violentamente gran parte de sus pinches de pirulín. Quedó de cabeza, ensartado al abedul por la espalda, hablando a gran velocidad, muy agitado, y dando grandes señales de alegría por haberme encontrado.
-¿Qué es lo que sucede, Erizo?

-Barco…yo…tormenta…café…piratas…papagayos…acróbatas…huida…piratas…yo…dinero… ¡peligro!
-Ajá. Con que te encontrabas en tu barco cuando te sorprendió una tormenta de café, lo cual de hizo chocar con un barco de papagayos piratas que te lanzaron acróbatas en sus cañones y ahora de encuentras huyendo de esos piratas sin dinero.
-Yo…barco…café…acróbatas…papagayos…huida…piratas...dinero…huida…tormenta…más piratas.
- Muy bien ya comprendí. Te encontrabas en tu barco tomando café con los acróbatas mientras los papagayos planeaban la huida de los piratas, a quienes les debían dinero, huyeron ocasionando una tormenta que mutó y multiplicó a los piratas.
-Barco…yo…dinero…café…piratas…deuda…acróbatas…huida…tormenta…piratas…huida…
-Ah! De haberlo dicho antes…Estabas en tu barco vendiendo café a los piratas, quienes estaban endeudados con los acróbatas, que aprovecharon a huir en plena tormenta de piratas dos veces.
- Ahhh! Yo…dinero…mucho…piratas…café…huida…tormenta…piratas más…acróbatas…
- ¡Erizo! ¡A ver si dejas de hablar como troglodita! ¡Tu oratoria es similar a la de un macaco!
-Está bien…me encontraba en mi barco, con mis cargamentos de café, papagayos, juguetes inflables tailandeses y acróbatas orientales. En eso cayeron unos piratas a los que les debía dinero... y un par de acróbatas. Me amenazaron y yo huí. En mi huida me sorprendió una tormenta que me elevó por los aires junto con mi barco y me depositó en extraños océanos jamás navegados por mí. Pero al caer sobre estas aguas, lo hice sobre una tripulación pirata que montó en cólera y ahora me persigue…
-Veamos…piratas, piratas…nop, mi paraguas no puede defendernos esta vez…
-¡Gengibre! ¡Haz algo!
Después de una ardua deliberación sobre cuál sería la mejor manera de salvar a Erizo, llegamos a la conclusión de que lo más factible era huir…y ¡pronto!
Continuará...
En el próximo capítulo...
"-Gengibre! algo se mueve en esos arbustos!"...